· Los madrileños se casan cada vez más tarde, ante las dificultades para encontrar vivienda.
Retrasar la maternidad.
La tasa de natalidad -el número de niños que nacen por cada 1.000 habitantes- empezó a recuperarse en 1997 después de 20 años de imparable caída. En 1998 volvió a reducirse en algunas centésimas, pero, ahora, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la Consejería de Presidencia y Hacienda revelan que 1999 fue un año de crecimiento de la natalidad en la región. Además, ese 10,4 por 1.000 (doce meses antes la tasa era de 9,7 por 1.000) supera en casi un punto el 9,6 que se registra en el conjunto de España."Somos moderadamente optimistas", afirma Juan Antonio Fernández Cordón, demógrafo e investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CESIC), quien atribuye el aumento de los nacimientos a que "ahora se están decidiendo a tener hijos las mujeres que hace unos años, a los 25, no los tuvieron". Es lo que los expertos llaman la "recuperación de los nacimientos postergados", que, sin embargo, "se agota en sí mismo, antes o después". Eso hace temer que el incremento de la natalidad sea algo meramente coyuntural. "Se mantendrá sólo si aumenta el índice de fecundidad entre las jóvenes", explica Fernández Cordón.
Causas de muerte.
Ese índice -número de nacidos por cada 1.000 mujeres en edad de procrear, esto es, entre 15 y 49 años- aumentó también en 1999: se situaba, en abril de ese año, en 36,8 por 1.000, 1,8 puntos más que doce meses antes. No ocurrió lo mismo con otro dato fundamental, el del promedio de hijos por mujer, que garantiza o no (en el caso de España, no) el nivel de reemplazo generacional fijado por el INE en 2,1 hijos por mujer. En la Comunidad de Madrid ese índice es de 1,2, idéntico al nacional. La media europea está en 1,4.Al mismo tiempo, la distribución por edades de esa maternidad creciente presenta importantes novedades: casi la mitad de las mujeres (un 43%) tiene a sus hijos entre los 30 y los 34 años, y otro 19% decide posponer la maternidad hasta la franja comprendida entre los 35 y los 39. El porcentaje de mujeres que quedan embarazadas entre los 25 y los 29 años baja (tres puntos en dos años), como también lo hace el de aquéllas que gestan a sus retoños entre los 20 y los 25. Por el contrario, un 2,6% de las madres lo son ya en la cuarentena, cuatro décimas más que hace tres años: 977 niños nacieron entre enero y septiembre de 1999 en la región de madres mayores de 40 años. A otros 631 los dieron a luz mujeres menores de 19 años, y a 11, chicas que no habían cumplido los 15 (los datos se refieren sólo a población residente). La edad media de la madre primeriza es de 30 años, casi cinco años más que en 1975.Es la "nueva normalidad": "Las mujeres, al margen de su circunstancia económica, tienden a retrasar la maternidad", apunta Fernández. "Pero hay también una causa material evidente: las dificultades con las que se topan los jóvenes para encontrar trabajo y vivienda". Y si el primer hijo llega bien entrados los 30, un segundo o, sobre todo, un tercer retoño probablemente no se tiene nunca.Los datos relativos a la mortalidad revelan que, en los primeros nueve meses de 1999, fallecieron en la región 39.000 personas, casi un millar más que el año anterior, lo que supone un incremento del 2,5%. "Es lógico, consecuencia inevitable del aumento de la población con más probabilidad de morir: la de mayores de 65 años. La sociedad madrileña está envejeciendo", dice Fernández. Pero, aunque la tasa de mortalidad ha aumentado (es de 7,7 por cada 1.000 habitantes, dos décimas más que en 1998), esa subida es menor que la de la tasa de natalidad: nacen más (aunque, como se decía más arriba, no los suficientes) de los que mueren. Eso hace que la población, aunque envejece, no retroceda.Las principales causas de fallecimiento son las habituales de los últimos años: enfermedades cardiovasculares (responsables de un 33% de la mortalidad masculina y un 23% de la femenina) y tumores (28% y 38%, respectivamente). El cáncer afecta más a mujeres que a hombres, aunque, según Fernández Cordón, "la diferencia se agranda sobre todo porque las mujeres viven más años, y el cáncer es una enfermedad degenerativa que se ceba más en los mayores". Hoy, de media, los madrileños viven hasta los 71,5 años, y las madrileñas, hasta casi los 80. La esperanza de vida de los niños que nacieron en 1999 es de 75,6 años para ellos y 83 para ellas. Y por zonas, la capital resulta ser el municipio más envejecido: allí se produce el 65% de las muertes de la región, por sólo el 49% de los nacimientos. En el resto de municipios la relación es la contraria: hay más porcentaje de nacidos sobre el total regional (porque hay más población joven) y menos porcentaje de muertes. El demógrafo Fernández Cordón concluye: "El precio de la vivienda hace huir a los jóvenes de la capital, que se envejece" a pasos agigantados.
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